El coronavirus está afectando nuestra realidad tal y como la conocemos. Para muchos cristianos esta pandemia ha cambiado su situación de forma drástica. Sin embargo, en medio de está situación muchos están viendo oportunidades para compartir el evangelio de maneras que antes no podían debido a la persecución.

En Uzbekistán, por ejemplo, las autoridades declararon el estado de cuarentena con al menos unas 12.000 personas infectadas con el Coronavirus. En este país la situación es muy difícil ya que la mayoría de las personas ya se encontraban en una situación vulnerable a nivel económico. El coronavirus ha dejado a muchas personas sin trabajo y sin posibilidad de obtener su sustento. Las autoridades no ofrecen ayuda de ningún tipo y la escasez de recursos básicos coloca a muchas familias en una posición desesperada.

Ante esta realidad, la iglesia de Uzbekistán ha decidido actuar. Algunas congregaciones intentan paliar la necesidad de los más pobres mediante el reparto de paquetes de comida, esto además les da una oportunidad como ninguna otra para compartir el evangelio. Otras iglesias se dedican a la fabricación casera de mascarillas y al reparto de estas entre la población ya que está prohibido salir sin ellas a la calle. Además de esto, los cristianos tienen la posibilidad de tener las reuniones de iglesia en sus casas, algo que estaba prohibido por la ley anteriormente. Muchos están aprovechando este tiempo para visitar personas, cristianos y no cristianos.

“En estos tiempos de dificultad debemos tener mucho cuidado y ser sabios. Es importante seguir todas las normas sanitarias, pero a la vez no debemos tener miedo. No podemos escondernos, tenemos que traer luz y esperanza a aquellos que se encuentran en necesidad. Compartir el amor de Dios con ellos” comenta un cristiano de Uzbekistán.

En una semana 10 personas aceptaron a Jesús en una de las ciudades uzbekas afectadas por el coronavirus.

La situación en Kirguistán es similar, debido al estado de cuarentena todas las instituciones y organizaciones están cerradas. La mayoría de las personas se encuentran en aislamiento, muchas de ellas sin posibilidad de trabajar. Además, el país no ofrece ningún tipo de ayuda a las personas en desempleo por lo que la necesidad en el país es muy grande. Tal y como ocurre en Uzbekistán, la iglesia de Kirguistán ha decido ayudar a los más necesitados con paquetes de alimentos, especialmente a los ancianos y a las familias con hijos.

Lo cristianos de Kazajistán, siguiendo el ejemplo de sus hermanos uzbekos, empezaron la producción y el reparto de mascarillas caseras entre la población de riesgo. Además, debido a la cantidad de tiempo libre que la situación ha generado, muchos creyentes y no creyentes han tenido la oportunidad de ver películas cristianas, lo que ha creado la oportunidad de que el evangelio se comparta mediante este medio.

Es importante que veamos como la iglesia de estos tres países del Asia Central se ha adaptado a esta crisis que todos estamos sufriendo. No solo a la posibilidad de ofrecer sus reuniones a nivel online, sino realmente a entender que el mensaje de esperanza y compasión que el Evangelio trae a la vida de las personas es mucho más poderoso cuando la necesidad es mayor. La iglesia se ha erigido como un baluarte y un agente de restauración en estos tiempos de dificultad. Muchos de ellos fueron perseguidos anteriormente, pero no por ello han dejado de mostrar más o menos amor cuando la situación lo ha requerido.